En el San Jorge funciona la Sociedad de Fomento como un espacio de contención hacia las y los vecinos del barrio. Allí, realizan actividades diarias, brindan viandas de comida, copa de leche y talleres para quienes lo necesitan. La entidad fue recuperada por vecinas poco antes de la llegada del Covid-19 y nuclea una diversidad de actividades sociales a cargo de referentas que Ladran Sancho visitó para conocer cómo están trabajando.
Silvia es la coordinadora del Merendero Los Pibes del Barrio San Jorge y menciona que al atravesar la pandemia desde el espacio aprendieron a “analizar y ver las desigualdades que había: problemáticas barriales, problemáticas vecinales, violencia de género y violencia a la niñez”.
En los últimos años, la situación económica del país impactó de lleno en la mesa de trabajadores y trabajadoras. Desde el comedor que opera en la Sociedad de Fomento San Jorge decidieron que ya no bastaba con dar una merienda a los niños. Fue entones cuando comenzaron a hacer viandas para que las familias del barrio y alrededores llevasen un plato de comida a sus casas. “La idea es que ese táper de comida se comparta en familia”, dice Silvia.
“Todos tenemos derecho a recibir un plato de comida”, agrega Marta quien además de colaborar en el comedor, es responsable de las viandas que llegan a sus compañeros albañiles que levantan las viviendas para relocalizar a familias inundadas en el barrio Santa Marta.

La Sociedad de Fomento está abierta de lunes a sábados durante todo el día. Allí, realizan diferentes actividades: los lunes y viernes hay apoyo escolar; los jueves se lleva a cabo el taller de Folklore y los sábados, el taller de guitarra.
El compromiso de las mujeres que conducen y organizan el espacio no les permite mirar para otro lado cuando las problemáticas sociales emergen. La violencia por razones de géneros es uno de los temas que requieren, además de un fuerte compromiso, recursos y articulación con dependencias estatales como la Dirección de Géneros del Municipio. También, en situaciones de consumo de drogas mantienen el contacto con la asociación Vientos de Libertad.
“Nunca está un ‘no’ de nuestra parte, tratamos de acompañar y seguir el caso”, dice Silvia. El equipo del San Jorge resalta que una vez que hay una intervención acompañan hasta el final y muchas veces, ofician de motor para que los resortes institucionales funcionen.

A partir de una necesidad básica como el alimento, entablan diálogo con la comunidad, en el hacer. Una vez que la cotidianidad habilita la confianza, pueden desplegar nuevas herramientas para mejorar un poco la vida en el barrio o aportar en la resolución de problemáticas graves.
Uno de los motivos de orgullo en la construcción territorial pasa por Escuela de Fútbol que dirige Norma “Yeyi” Catalán. Inició hace seis años con un equipo femenino que no tardó en entusiasmar también a los varones más pequeños y hoy funciona con modalidad mixta.

El equipo del San Jorge ya cuenta con predio propio tras entrenar los primeros años en la plaza que está frente a la Sociedad de Fomento. En este espacio no solo juegan al fútbol sino que también es una red de acompañamiento hacia las niñas y adolescentes de diferentes categorías (sub 10, sub 11, sub 14, sub17 y las mayores). El desafío es continuar creciendo, sacarle el mayor provecho al predio, acercar más a la gente y jugar más partidos de local para conseguir mayor sponsor.
Por su parte, el esfuerzo que deben hacer las niñas y adolescentes antes de ir a la cancha a entrenar no pasa desapercibido. “Ellas son mujeres y tienen un montón de problemas en las casas antes de venir a jugar al fútbol. Ayudan en las casas a los padres y a las madres con el cuidado de sus hermanitos más chiquitos, a veces lo traen a los entrenamientos”, ejemplifica Yeyi.
Durante las prácticas no solo rueda la pelota, también “surgen charlas sobre cuidados anticonceptivos, de los novios, de por qué no las deben tratar mal”, comenta Yeyi y agrega: “Hay chicas más grandes, que vienen pasando por diferentes talleres de géneros, que les dan ejemplos y ayuda a las más chicas y la tranquilidad de que pueden confiar siempre en nosotras”.

En la Sociedad de Fomento del San Jorge funcionan varios espacios conectados entre sí para el bienestar de las y los vecinos del barrio y alrededores. Las encargadas del lugar trabajan día a día para mejorar la calidad del mismo. “En pandemia no estaba la sociedad de fomento preparada así como está ahora, siempre estamos tratando de que los espacios no se caigan”, menciona Marta.
En ese sentido, Silvia también reflexiona: “Todos tenemos un cumplimiento de horas, pero fuera de hora ya lo hacemos de militantes de corazón, y si podemos ayudar vamos a ayudar (…) esto lo hacemos porque nos sale de adentro, porque nos gusta, porque es un trabajo que amamos”.