En el transcurso de la última semana la sociedad civil puso el tema de las violencias por razones de género en la agenda pública con múltiples evidencias de que las prácticas en las comisarías, las fiscalías y los tribunales están constituidos en la acumulación de poder y la complicidad machista.
El miércoles por la tarde los movimientos feministas mercedinos y la comunidad en general plantaron bandera frente al Edificio Central del Poder Judicial. «Una justicia sin perspectiva de género no es justica», decía un cartel escrito en fibrón rojo sobre cartón, pegado en el vidrio de la entrada.
En consonancia con la llamada a todos los tribunales del país que extendió el colectivo Ni Una Menos, la Asamblea de Mujeres Mercedinas, así como vecinas y vecinos, movilizaron a la esquina de las calles 22 y 27. Desde allí, leyeron un documento que expresó los principales reclamos de la militancia y que contó con una larga lista de adhesiones de espacios políticos, organizaciones sociales, colectivas feministas, movimientos de trabajadoras, entre otras firmas.
Sobre este punto explicaron la necesidad de que funcionarios, judiciales y policiales, sean «capaces de comprender el riesgo que afronta una mujer o identidades femeninas cuando van a denunciar amenazas, y no desestimen ni ridiculicen su denuncia».
En el mismo sentido también resaltaron la necesidad de la Educación Sexual Integral «para formar infancias alejadas del machismo y la violencia patriarcal», de capacitaciones obligatorias de los medios de comunicación que reciben pauta oficial, y de políticas de inclusión social que garanticen «trabajo, vivienda, salud para las sobrevivientes y sus hijos e hijas».
«Desde las organizaciones sociales, los frentes de género, desde el barrio, desde el territorio, desde la calle, y desde hace años, venimos acompañándonos para sobrevivir sin más recursos que nuestros cuerpos y la inquebrantable decisión de que vivamos todas», concluyeron.
En el marco de la movilización Ladran Sancho dialogó con Guadalupe González, Directora del área de géneros de la ciudad de Mercedes, con el fin de conocer las políticas implementadas en el municipio vecino, así cómo el trabajo que cotidianamente exige la comunicación y articulación con el Poder Judicial.
González hizo hincapié en la importancia de la Mesa Local Intersectorial, espacio que «aceitó» las comunicaciones. «Creemos que ese es un espacio de trabajo en donde todos los poderes debemos formar un compromiso y tomar ese espacio como lo que es, una mesa de trabajo, donde cada uno debe responsabilizarse y trabajar».
En ese sentido, habló de la necesidad de una participación comprometida de todas las instituciones que deben dar respuestas a la problemática, y puntualizó «creemos que hacen falta otros cambios que se tienen que empezar a trabajar con mucha más profundidad y que tienen que ver con una reforma feminista en términos de Poder Judicial» y explicó «en ese plano nosotros no tenemos injerencia, el Poder Judicial es un poder independiente».
Desde lo local apuestan a la transformación y que los beneficios sean para las mujeres, y para las personas víctimas de violencia de género. «A partir de la pandemia hemos puesto en funcionamiento distintas vías cómo guardias activas 24 hs. los siete días de la semana y un equipo presente en la Comisaría de la Mujer. Creemos que es la forma de garantizar una respuesta a las personas que necesitan y que piden ayuda, para que las personas que se acercan a denunciar se vayan con respuestas», expresó.
Por su parte, Ana De Cunto, trabajadora del área de género, marcó la diferencia entre una mirada punitivista y una garantista a la hora de pensar estrategias para la erradicación de las violencias de género. En ese sentido, hizo hincapié en dos puntos: las falencias sistema carcelario, que no logran la rehabilitación de las personas que ingresan, y el carácter clasista del Poder Judicial. Además, expresó que la transformación debe ser en el marco de «un debate profundo y comprometido, que no puede darse de forma aislada».
Fotos: Victoria Nordenstahl