Para Ana Ruíz Pando entender lo que pasó en la región permite comprender de forma más amplia las detenciones de 10 jóvenes estudiantes de los cuales 6 no sobrevivieron. “Una cosa que me parece interesante para comprender la activación, la militancia, de esos jóvenes, es el contexto revolucionario de la región. La revolución cubana del 59, las revoluciones independentista en Asia, ahí está el germen”, comentó.
“En los 60´ y 70´ en Argentina la juventud se inserta en el espacio público y confluyó con la resistencia peronista que había iniciado en el ´55, y comenzó una participación política muy fuerte en los barrios, los centros culturales, en las escuelas y universidades”, completó Ruíz Pando.
En el marco del 46° aniversario de la Noche de los Lápices, la charla desarrollada el viernes incluyó un mural pintado por la Juventud Peronista y también tuvo a la historiadora Analía Gómez como oradora.
“Esos jóvenes tenían una militancia política muy fuerte que incluía lo del boleto estudiantil, pero excedía ese reclamo. Ellos eran parte de esa generación politizada, con un gran compromiso por transformar no solo el país en el que vivían, sino transformar la región”, planteó Analía. La historiadora y docente universitaria completó la efeméride recordando el derrocamiento del gobierno del Juan Domingo Perón.
La militancia juvenil de Luján también fue recordada y homenajeada bajo, entre otros, el nombre de Palito Palazo. En la recopilación local aparecen la Escuela Normal y la Escuela Comercial como dos espacios donde la juventud los habitaba con mucho énfasis político.
Analía aprovechó a la juventud que participó de la actividad que se realizó en el Parque San Martín para reseñar la vida de Isidoro González y su emblemática Canaleta Amarilla que fue un lugar de encuentro, de debate y de discusión. “Allí muchos chicos fueron y se transformó en un espacio de formación muy importante, donde se discutían las cosas que en la escuela no sé permitían”, expresó.
Así, Gómez repasó el rol de la Juventud Peronista, la Juventud Guevarista y la Universidad Nacional de Luján bajo la impronta de Emilio Fermín Mignone. El nombre de Sallaberry también resonó en la juventud cuando las oradores explicaron que “cuatro días después de su designación como comisionado en Luján comenzaron los secuestros. Hoy hay que escuchar a la concejala Sallaberry (su nieta) recordar el accionar de su abuelo. Pero no hay que olvidarse nunca que fue la pata civil de la dictadura”.