Sebastián Papeschi tuvo el fin de semana pasado su segunda experiencia a nivel internacional, en lo que fue derrota por nocaut ante el boxeador de Kazajistán Meiirim Nursultanov. La Promesa estuvo lejos de su esplendor y sufrió la previa, donde tuvo que sortear varios contratiempos.
Ya el hecho de tener que enfrentarse al número 10 del mundo es una condición que te obliga a llegar al combate al cien. Sin embargo, Papeschi no pudo brindarse al máximo y hasta por momentos padeció una pelea que quedó en manos del Kazajo, que conectó un derechazo en el quinto asalto y lo dejó en la lona al del barrio Lanusse.
Pero hay que remarcar que la preparación de un boxeador para llegar en óptimas condiciones al día del encuentro es muy rigurosa: una dieta estricta para dar el peso adecuado, un buen entrenamiento, buen descanso, son mínimamente los estándares recomendados para estar a la altura. Para este combate, el lujanense tuvo inconvenientes desde el vamos.
«Dormí dos días en el aeropuerto de Estambul, en Turquía. Fue por el tema de un hisopado que estaba fuera de horario, pero no nos tendrían que haber exigido nunca ese hisopado, porque ya veníamos en viaje nosotros. En un momento no nos supieron explicar bien, porque no hablaban bien el inglés, se nos complicó y perdimos el vuelo», comentó Sebastián, en lo que fueron dos noches de casi no pegar un ojo.
Con la reprogramación del vuelo y nuevamente rumbeando a destino, más problemas se aproximaron para el púgil del Lanusse. Es que, para un deportista de elite, la dieta es uno de los puntos fundamentales en su preparación. Ni hablar para un boxeador que, antes de subirse al cuadrilátero, tiene que dar en la marca. «No pudimos hacer la dieta, no se conseguían las cosas para comer. Yo llegué muy por debajo del peso, casi como regalando kilos, que en el boxeo es fundamental. Llegué con 71 kilos, siendo que la categoría es de 72.600. El día anterior de la pelea me agarraron vómitos por la comida y creo que la mano que sentimos fue por la gran deshidratación que tuvimos», explicó La Promesa.
En la previa de la pelea, un boxeador debe seguir una rigurosa alimentación. «En esa semana no se come mucho, nada de carbohidratos, solamente hojas verdes y la parte de proteína es un huevo duro. Allá no podíamos conseguir nada de eso, era toda comida de paso y optamos prácticamente por no comer. Eso me jugó en contra», resaltó Papeschi.
En un encuentro que fue parejo, hasta el momento del nocaut, el boxeador de Luján aseguró: «Sabíamos de la jerarquía del rival. Llegamos muy complicados, nos hicieron sentir la localía. El boxeo es así, una mano define el combate. Yo creo que estábamos a la altura, pero nos jugó en contra la gran deshidratación y el no poder dormir bien».
Otra cultura, diferentes costumbres, cambio de horario y otro idioma fueron algunas de las cosas que padeció Papeschi en su visita a Kazajistán. «El no poder comunicarse con nadie me costó mucho. Yo me hacía entender con el traductor del teléfono, pero uno no está cómodo», agregó.
Pese a eso, los aprendizajes son muchos. «Este viaje deja mucha experiencia y sabemos para la próxima que cuando nos digan de viajar a un lugar tan lejos y nos den solo una semana para acostumbrarnos al lugar, tenemos que decir que no. Mínimamente tienen que ser dos semanas. Yo nunca pude dormir bien, cada tres horas me despertaba, cuando llegamos a Kazajistán no nos pudimos acostumbrar jamás al cambio horario», describió.
Más allá de la derrota, el Lujanense mira el vaso medio lleno y analiza desde la experiencia de esta pelea: «Duele perder así, es duro porque uno hizo muchos sacrificios para llegar bien. De todas maneras, pelear en estos eventos te abre muchas puertas, porque es una vidriera muy grande en donde te ven todos». Con este resultado, el Lujanense quedó renqueado en el puesto 37 a nivel mundial y en el top 3 en Argentina.
Con la vista siempre puesta en el plano internacional, ahora Papeschi volverá a subirse al ring en septiembre, en lo que será una posible fecha en Argentina. Además, analiza una revancha con Nursultanov en un lugar neutral, mientras espera que vuelva a surgir otra pelea fuera del país, antes de que termine el año. «Empezamos con el pie izquierdo pero vamos por un buen año», sentenció el boxeador.