El frío de un invierno anticipado amenguó la concurrencia en el galpón de la ex estación de tren de Jáuregui donde vecinos y vecinas discuten en torno a dos temas con fuerte ligazón: la posibilidad cada vez más cerca de que la central de Araucaria Energy encuentre la aprobación en el Concejo Deliberante y la defensa de la Ordenanza N°6224 que prohíbe la instalación de industrias de tercera categoría en el distrito.
En los últimos días, se conoció, aunque con escasa cobertura mediática, que desde el Departamento Ejecutivo enviaron al Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza para habilitar la central termoeléctrica que ilegalmente se instaló en 2017. El proyecto consta de 4 artículos en los que solicitan al poder legislativo local la creación de una parcela especial en lote donde está la empresa y una excepción a la 6224.
La noticia no cayó bien en la comunidad que se aglutina en la Asamblea de Vecinos y no tardaron en informarlo mediante un comunicado que fue consensuado durante el lunes a la noche. Lo titularon, sin rodeos, «Boto y el ambiente: La Gran Estafa».
En el texto remarcan la contradicción del Intendente a la hora de acompañar el reclamos de vecinos y vecinas antes de asumir el mando del Departamento Ejecutivo. «En ese entonces presentó un recurso de amparo para que la empresa no funcione, gestionó reuniones con diputados nacionales y realizó varias apariciones mediáticas declarando estar en contra de la termoeléctrica y prometió su clausura», reseñaron con decepción vecinos y vecinas.
Como toda asamblea, la de Jáuregui es plural y heterogénea en sus afinidades políticas, aunque se destaca la participación de varios actores que han impulsado la candidatura del intendente Boto y se sienten parte o cercanos al Frente de Todos. En esos casos la frustración está mutando al enojo y en el tramo final de la novela de enredos que significa la termoeléctrica no dudan en exponerlo. Consideran que Boto «impulsa una estafa sin precedentes al intentar la habilitación de una empresa inglesa que está funcionando desde el 2017 clandestinamente».
En el comunicado también cuestionan los argumentos en favor de la central como el cobro de tasas y la generación de energía eléctrica que «beneficiaría a la ciudad». Para los vecinos y vecinas «Luján aporta millones de litros de agua diarios, y recibe a cambio contaminación atmosférica con emanaciones tóxicas y fuertes olores, contaminación sonora con ruidos molestos y contaminación térmica en las napas de agua con uso excesivo del recurso hídrico».
Antes de convocar a la comunidad a congregarse en el Concejo Deliberante de cara a la próxima sesión del 6 de junio aseguraron: «No queremos reeditar situaciones ya vividas en Luján, de empresas que se instalan y dejan un pasivo ambiental con daños imposibles de subsanar. Está en juego la calidad del agua que consumimos todos y todos los lujanenses».