«Sharima murió y hay responsables», con ese título, la ONG Elephant’s Helper Argentina denunció la muerte de la elefanta que permanecía en el Zoo de Luján. Murió este sábado «tras padecer de distintas enfermedades, algunas sin diagnosticar y otras diagnosticadas, pero sin ningún tratamiento que la ayudara a superarlas».
«Durante meses mantuvimos conversaciones con el Sr. Jorge Semino, el dueño del zoo, pero siempre fueron intermitentes y se hizo muy difícil llegar a un acuerdo que permitiera que pudiéramos ingresar con un veterinario independiente, para hacerle estudios, guiado por los especialistas del Santuario de Elefantes Brasil (SEB), y tener un diagnóstico preciso», explicaron desde la organización que seguía de cerca el estado de la elefanta.
Desde septiembre la ONG mantenía una fuerte campaña para trasladar al animal a un santuario. La muerte del ejemplar sucedió tras la caída a una fosa de profundidad. «La muerte de Sharima demuestra una vez más que el cautiverio enferma y mata», sentenciaron desde la ONG.
«La vida que las esperaba en nuestro país fue un calvario: uso de bullhooks, cadenas, explotadas para que el público las montara para dar paseos y sacarse fotos, alquiladas para fiestas, anuncios publicitarios. Es intolerable que la única liberación de esta vida miserable les haya llegado con su muerte», completaron quienes buscaban mejorar las condiciones de vida de la elefanta.
«Es intolerable que por años miles y miles de personas hayan sostenido con el pago de sus entradas esta crueldad. Es intolerable que por años este zoo haya sido denunciado y las denuncias se hayan archivado sistemáticamente», agregaron en el comunicado oficial.
La campaña para el traslado de Shamira, con su muerte, mutó al pedido de justicia. «Ni un solo animal más de ninguna especie tiene que volver a pasar por esta tortura. Nunca más», sentenciaron.