septiembre 22, 2023
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Cartonear, luchar y organizarse, la experiencia de la cooperativa “La Mano de Dios”

Del fondo de una casa a la proyección de un Centro Ambiental. La Cooperativa de reciclado del Movimiento de Trabajadores Excluidos de General Rodríguez apuesta a dignificar el laburo de cientos de recicladores urbanos.

Son las 10 de la mañana en el nodo de reciclaje del MTE, un fuego que hace presencia, la parrilla y los pollos están listos para ser asados. Trabajadores de la economía popular se preparan para la visita el intendente municipal de General Rodríguez, Mauro García.

En el galpón el trabajo no para; un samping acomoda los fardos de cartón ya compactados, otros laburantes siguen separando los residuos y en la compactadora preparan nuevos fardos.

Entre mates y chistes, los recicladores urbanos cuentan sus historias. La Cooperativa “La mano de Dios” comenzó años atrás de abajo y a pura voluntad. En el fondo de la casa de Walter, uno de los integrantes de la cooperativa y delegado de la planta, comenzó el proyecto organizado por el Movimiento de Trabajadores Excluidos.

Con lucha y organización lograron que el municipio les habilite un lugar en el Corralón Municipal. Allí, cerca de 100 personas entre laburantes de planta, recicladoras y promotoras ambientales, se ganan el mango reciclando aquello que otros descartan.

Hace pocos meses, a través del programa “Mi Provincia Recicla” lograron conseguir herramientas como el samping, la cinta de reciclaje y la compactadora. “Antes el laburo era todo a mano, ahora con estas máquinas cambió completamente” afirma Jorge, uno de los integrantes de la cooperativa.

Tras gestiones con el gobierno de Buenos Aires, la cooperativa adquirió un samping, una balanza, una enfardadora y una cinta de reciclaje. Foto: Julieta Brancatto.

Las mejoras de las condiciones de trabajo no cesas con las máquinas, la licitación para transformar ese predio en un Centro Ambiental es el nuevo desafío. La licitación ya se realizó, en poco tiempo se construirán vestuarios, una cocina y un espacio para acopiar mayor cantidad de residuos.

El trabajo diario es de 9 a 15 horas, antes y después muchos de los compañeros siguen recolectando. Salen con sus carros y juntan cartón, latas, nylon y papel que luego llevan al propio nodo y así poder tener un mango extra.

Una familia dedicada al reciclaje

Graciela es enfermera, aunque todavía mantiene su profesión con cuidado de personas mayores, se dedicó fuertemente a la promoción ambiental. Un día se acercaron compañeros del MTE y le comentaron sobre la posibilidad de hacer el trabajo, lo vio con buenos ojos y arrancó.

“Nosotros juntábamos cartón porque no quedaba otra. Un día pasó Walter y nos comentó que existía esta planta. Ahí empezamos a venir y nos fuimos sumando todos. Si bien sigo con la enfermería, me dediqué principalmente a esto” comentó Graciela.

A la tarea de promoción se sumaron sus dos hijas. Dos veces por semana recorren las calles de General Rodríguez para concientizar sobre la importancia de separar en origen, llevar lo reciclable a las diferentes campanas que existen en el distrito o alcanzarla al nodo de reciclaje.

Graciela junto a sus hijas Nicole y Romina. Las tres son promotoras ambientales de la cooperativa y se encargan de concientizar a los vecinos y vecinas de General Rodríguez. Foto: Julieta Brancatto

“Mi tarea es explicarle a la gente que se puede reciclar, cuál es la importancia” plantea Graciela. Su trabajo está en la calle: “Gracias a la lucha, a salir a marchar, a plantear lo que hacía falta es que conseguimos este galpón, las máquinas, y muchas cosas” sentencia.

Su marido también es integrante de la Cooperativa “Manos de Dios”. Jorge Ramón tiene 53 años, toda su vida fue camionero pero por una infracción de tránsito perdió su licencia profesional de conductor y quedó sin laburo. La empresa donde trabajaba no se hizo cargo de la multa y por el alto costo de la misma no pudo pagarla.

La mala racha de Jorge generó que pierda propiedades, vehículos y tuvo que volver a empezar. “Nunca había hecho esto, empecé solo a cartonear. Al tiempo, se me acercó un compañero y me invitó sumarme a la cooperativa” cuenta.

La cooperativa le dio una oportunidad para volver a empezar y ganarse el sustento. Su familia supo tener acopio por lo que conoce del tema. “Es distinto cartonear solo que con compañeros. Acá hay una unión muy importante, nos ayudamos uno al otro, eso es muy lindo” agrega.

Para parte de la sociedad se trata de basura, pero para otros es el sustento diario. “Toda mi familia trabaja de esto, y gracias a esto estamos comiendo” afirma. Su trabajo es fundamental para reducir el impacto ambiental, el laburo de Jorge, Graciela y otros compañeros evita que muchos residuos vayan a parar al CEAMSE, al tiempo que se transforman en una fuente de ingresos para cientos de laburantes.

Walter, de casa al Centro Ambiental

Llegó a Buenos Aires desde Misiones en búsqueda de laburo. Se instaló en San Miguel y comenzó a cartonear en Capital Federal. Hace 15 años se mudó al barrio el Raffo y siguió laburando del reciclaje.

Con cinco compañeros y el apoyo del MTE, Walter comenzó a organizar a cartoneros de General Rodríguez. Prestó el fondo de su casa del barrio el Raffo para que sea el centro de acopio pero rápidamente quedó chico para la cantidad de residuos que reciclaban.

Walter, Gustavo y el hijo de Walter con diferentes trayectorías se encontraron reciclando y trabajando en la Cooperativa “La Mano de Dios”. Foto: Julieta Brancatto

“Fue un proceso duro, al principio no teníamos tanto apoyo del municipio ni tanta fuerza. Arrancamos de a poco y fuimos logrando grandes conquistas. Ahora, junto con el intendente, estamos trabajando en ampliar este nodo a un Centro Ambiental” sostiene Walter.

Fue elegido delegado de la planta por sus trece compañeros. Se destaca por su trabajo y por la capacidad de organización. Destaca la importancia del grupo: “Somos un grupo muy unido, laburamos muy bien. El estar bien organizado nos permite pelear mejor el precio de compra de los materiales”.

La rehabilitación es con laburo y dignidad

El consumo problemático es un flagelo que pega fuerte en la sociedad. Desde Vientos de Libertad, una de las ramas del MTE, sostienen que el consumo suele ser un problema que deriva de otros como la falta de oportunidades, la falta de una vivienda, de laburo, entre otras.

Para una persona que hace un proceso de rehabilitación, salir es un desafío. Muchas veces perdieron el vinculo con sus familias y se encuentran en la dificultad de encontrar un trabajo, un lugar para donde vivir y evitar las tentaciones.

Gustavo era laburante de un taller de bobinaje de motores eléctricos, por el consumo perdió dos propiedades y rompió el vinculo con su familia. Conoció Vientos de Libertad y realizó un proceso de rehabilitación.

“Me pude recuperar y ahora estoy haciendo una vida normal” sostiene Gustavo. Cuando salió de la casa no tenía donde ir. “Si no era por esta oportunidad, yo salía y estaba en la calle. Hoy con este laburo puedo alquilar” completa.

Laburando en el nodo aprendió la importancia de reciclar, cosa que tiempo atrás no hubiese hecho. “Yo antes todo esto lo hubiese tirado a la calle, para mí era basura. Hoy estoy aprendiendo, empiezo a ver que esto tiene un valor para mucha gente” concluyó.

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