La Asociación de Lucha Contra el Cáncer (ALUCEC) Padre De Marco celebró el sábado, en su sede de la localidad de Jáuregui, sus 50 años al servicio de la comunidad. La institución sin fines de lucro brinda ayuda y atención a personas con cáncer, mientras que también realiza charlas de concientización y estudios gratuitos a personas que no cuentan con obra social.
La entidad se inauguró el 17 de septiembre de 1972 por un grupo de vecinos y vecinas que decidieron ir al ALUCEC central, preocupados por el aumento de casos de cáncer en la comunidad. Es allí que se conformó la primera comisión directiva, que trabajó en pro de la salud y el buen vivir. La tradicional institución fue una de las que luchó fuertemente contra Curtarsa, mientras que también manifestó su posición en contra de la instalación de la central termoeléctrica de Luján.
Emilce Tortelli, presidenta de la asociación, destacó que la institución tiene como “uno de los legados, defender la vida, concientizar, acompañar al paciente, darle el amor y creo que lo vamos cumpliendo. Por muchos años luchamos por tener un pueblo sano y se logra de a poco”.
La Asociación además realiza prevención del cáncer, brindando una gran ayuda también a aquellas personas que no cuentan con obra social. “Hacemos mamografías, ecografías, pap, todo gratuito. Ningún paciente viene aquí y se va con un no, siempre tratamos de resolver la situación”, remarcó. Además, la presidenta de la entidad expresó que “es muy importante también saber poner el oído. El paciente está contenido por el médico, pero el familiar necesita que el otro lo escuche, entonces la mochila se hace un poquito más liviana”.
Actualmente la institución cuenta con 1.300 socios y socias, que pagan una cuota mensual de 900 pesos por año. Esta ayuda económica, sirve para solventar estudios y brindar contención a la comunidad. Además, desde la entidad realizan eventos con fines recaudatorios, como la tradicional venta de chocolate caliente y la rifa de fin de año.
“Es muy emocionante porque vos decías ALUCEC y la gente responde, porque sabe que nosotros lo hacemos de corazón y estamos en el camino correcto, acompañando a aquel que sufre y lo necesita. Lo hacemos con mucho amor y el pago más grande es que te den las gracias por acompañarlos. Eso no tiene precio y es lo que nos lleva a venir todos los días a trabajar acá”, resaltó Tortelli.
A su vez, sostuvo: “Ojalá que en algún momento tuviésemos que cerrar las puertas porque no existiese más la enfermedad esta, que es un flagelo mundial, pero a los tiempos que van esto es muy difícil”.